"Os espelhos estão cheios de gente.
Os invisíveis nos vêem.
Os esquecidos se lembram de nós.
Quando nos vemos, os vemos.
Quando nos vamos, se vão?"
Eduardo Galeano: Espelhos

sexta-feira, 8 de março de 2013

La literatura entre los mayas y los pueblos del Valle de México

Este es un fragmento del Códice Dresden, llamado asi porque se conserva en la Biblioteca Real de Sajonia, en la ciudad de Dresden, Alemania. 

Con la misma profundidad y magnificencia con que se esculpió la piedra, se erigió el monumento y se forjo el metal, los pueblos mesoamericanos trabajaron su lenguaje para producir notables piezas literárias. Gran parte de esa rica producción desapareció con la conquista. Sin embargo, algo pudo rescatarse gracias a la perseverante tradición oral y a la paciência de algunos frailes misioneros venidos de España, que tradujeron cantos y poemas al alfabeto fonético.

El principal documento literário de la cultura maya-quiché es el Popol Vuh, libro de carácter sagrado escrito por um indígena anónimo en alfabeto fonético poco tiempo después de la conquista. En este libro se cuenta la historia, las leyendas y los mitos de esse antiguo pueblo. Leamos un fragmento del Popul Vuh, el cual un intento fallido de los dioses por crear a los hombres y cuyo producto fueron los monos:

“Y al instante fueron hechos los muñecos labrados en madera. Se parecian al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superfície de la tierra.

Existeron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos, los muñecos de palo; pero no tenian alma, ni entendimiento, no se acordaban de sua Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas...

En seguida fueron aniquilados, destruídos y deshechos los muñecos de palo, recibieron la muerte.

Una inundación fue producida por el Corazón del Cielo; un gran diluvio se formó, que cayó sobre las cabezas de los muñecos de palo.

Y dicen que la descendencia de aquéllos son los monos que existen ahora en los bosques; éstos son la muestra de aquéllos, porque solo de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador.” (Gabriel Zaid: Ómnibus de poesia mexicana, 12. Quiche.)

Otra importante muestra de la literatura maya son los 18 libros del Chilám Balám, en los que se recopilan cantos, poemas, profecias, historias y conocimientos de medicina, transmitidos durante siglos de uma generación a otra. También fueron escritos después de la conquista en lengua cakchiquel por un autor anónimo. Uno de los más divulgados es el Chilám Balán de Chumayel. Leamos un fragmento en el que se lamenta la llegada de los conquistadores:

“Los Buenos señores de las estrellas,
Todos ellos brancos.
Ellos teniam la sabiduria, lo santo,
no habia maldad en ellos.
Habia salud, devoción,
no habia enfermedad,
dolor de huesos, fiebre o viruela,
ni dolor de pecho ni de vientre.
Andaban con el pecho erguido.
Pero vinieron los conquistadores
y todo lo deshicieron.
Enseñaron el temor, marchitaron las flores,
chuparon hasta matar la flor de los otros
porque viviese la suya.
Mataron la flor de Nacxitl.
Ya no habia sacerdotes que nos enseñaran.
Y asi se assento el segundo tiempo, comenzó a señorear,
y fue la causa de nuestra muerte.
Sin sacerdotes, sin sabeduria, sin valor
y sin vergüenza, todos iguales.
¡Los conquistadores solo habian venido a castrar al Sol!
Y los hijos de sua hijos quedaron entre nosotros,
que sólo recibimos su amargura.”
(Gabriel Zaid: Ómnibus de poesia mexicana. 6. Maya peninsular.)

En el Valle de México la literatura en lengua náhuatl sobreviviente a la conquista es más abundante. En gran parte anónima, fue conservada por la tradición oral, por el trabajo de cronistas indígenas y por la recopilación realizada por frailles misioneros. Gracias a esto sabemos que la literatura náhuatl fue muy rica y que abarco casi todos los aspectos de la vida. Los antiguos mexicanos estaban orgullosos de su lengua, amaban sus libros, les agradaba la poesia sobremanera y la acompañaban con música.

Los cantos de Netzahualcóyotl (1402-1427), sábio gobernante de Texcoco, son un ejemplo de su gran inspiración; en el siguiente poema, Netzahualcóyotl expresa una visión nostálgica de la vida como producto de la conciencia de la muerte. Nada es eterno, la vida es breve parpadeo cuyo fin es inevitable:

YO LO PREGUNTO

“Yo, Netzahualcóyotl lo pergunto:
¿acaso de veras se vive con raiz en la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un poço aqui.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunde sea de oro se rompe,
aunde sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra;
sólo un poço aqui.”
(Miguel León-Portilla: Xochicuicatl, Cantos floridos y de amistad.)

Sin embargo, junto con la visión nostálgica de la vida, floreció en la poesia náhuatl el canto a la amistad, a las cosas bellas del mundo y al arte miesmo como la huella que deja el hombre a su paso por la tierra. Muestra de ello es el siguiente poema, de autor anónimo:

CANTO A LA HERMANDAD

“He llegado oh amigos nuestros,
con collares os ciño,
con plumaje de guacamaya os adorno,
cual ave preciosa aderezo con plumas,
con oro yo pinto,
rodeo a la hermandad.
Con plumas de quetzal que se estremecen,
con círculos de cantos,
a la comunidad yo me entrego.
La llevaré commigo al palacio
hasta que todos nosotros,
algún dia,
todos juntos nos hayamos marchado,
a la región de los muertos.
¡Nuestra vida ha sido sólo prestada!”
(Miguel León-Portilla: Xochicuicatl, Cantos floridos y de amistad.)

GÓMEZ, Ortiz. Historia 3: A través de los Tiempos de México. México: Prentice Hall, 1998. p. 29-31.

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